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El mes pasado, la Agencia Europea del Medio Ambiente publicaba su informe sobre la calidad del aire realizado a partir de los datos de 2013. Este aseguraba que la contaminación produce 29.980 muertes prematuras en España, una cifra ligeramente inferior a la del anterior ejercicio, pero no por ello menos preocupante.

La mala calidad del aire afecta a la salud humana no sólo durante los episodios de altos niveles de contaminación, sino que también lo hace de forma crónica, incluso con medidas consideradas bajas. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), los principales contaminantes son las partículas (PM), el ozono (O3), el dióxido de azufre (SO2) y el dióxido de nitrógeno (NO2).

Son muchos los efectos de la exposición a la contaminación a largo plazo detectados por la ciencia. Estos comprenden desde problemas del desarrollo cognitivo en niños, el bajo peso al nacer o la aparición de asma (sobre todo en niños), hasta el cáncer de pulmón, las enfermedades cardiovasculares o problemas de fertilidad.

Ante esta emergencia sanitaria, las autoridades han decidido tomar medidas a corto plazo para combatir esta crisis ambiental, por ejemplo, estableciendo unos límites legales máximos marcados de contaminación. Sin embargo, los distintos estudios que se han realizado en busca de los umbrales de seguridad revelan que no existen niveles mínimos para que no haya efectos sobre la salud, sino que, cuanto menor es el nivel de contaminación, menores son los efectos sobre la salud de los ciudadanos.

Por ello, te invitamos a concienciarte y sumarte a la causa, a través de sencillas acciones que se pueden realizar desde la cotidianidad, como  acudir al trabajo andando, en bicicleta o compartiendo automóvil y evitar los viajes cortos en automóvil.