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Los factores demográficos están estrechamente relacionados con el sistema de pensiones, donde el envejecimiento de la población condiciona las reformas implantadas para garantizar la sostenibilidad de dicho sistema.

En España, el sistema público de pensiones depende del sistema de cotizaciones obligatorias que empresas y trabajadores pagan a la Seguridad Social, donde el método de reparto se basa en el principio de solidaridad intergeneracional. Es decir, los trabajadores que están en activo financian las prestaciones que reciben las personas jubiladas.

Para que el sistema de pensiones pueda mantenerse, éste depende de la ratio trabajador/pensionista, que mide el número de trabajadores en activo que hacen falta por cada pensionista. En la actualidad, está establecido que por cada pensionista haya 2,25 trabajadores, a diferencia de la ratio de 4 trabajadores por pensionista que había a finales de los setenta. Este descenso está condicionado por causas demográficas.

Las razones que explican este hecho residen en el descenso de la natalidad y el aumento de la esperanza de vida, que tiene como resultado, un envejecimiento de la población. Según el INE, el número de personas mayores de 65 años pasará del 16% que había en 2008 al 32% para 2050.

La disminución de la ratio también se ha visto acusada por la crisis económica que ha provocado una alta tasa de paro, y por tanto, menos personas en activo, el retraso en el acceso al mercado laboral, así como por la salida anticipada del mercado laboral de personas en edad de trabajar.