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Una de las tareas más importantes que debe hacer un autónomo es llevar a cabo una buena gestión financiera de su empresa. Desde la emisión de facturas, al pago de impuestos y proveedores, son algunas de las tareas que están íntimamente relacionadas con la supervivencia del negocio. Por ello, pueden resultar útiles algunos consejos para que los trabajadores autónomos puedan gestionar de manera más fácil estos trámites y, a la vez, reducir los costes.

La Administración y la Seguridad Social pueden financiar las obligaciones que tiene el autónomo para con ellas. Hacienda acepta hasta un máximo de 18.000€ y la Seguridad Social hasta 30.000€. El trabajador por cuenta propia puede acogerse a esta medida en el caso, por ejemplo, de falta de liquidez, pero debe saber que, en ambas opciones es obligatorio abonar un recargo.

En el caso de que el empresario de una pyme o un autónomo tengan problemas de solvencia, pueden solicitar varias opciones, como por ejemplo, líneas de crédito o líneas de descuento de pagarés a la entidad bancaria que les facilitará el dinero. Se debe tener en cuenta que dichas opciones conllevan a cambio una comisión.

El trabajador por cuenta propia debe tener en cuenta la estructura de costes de la empresa, con el fin de poder optimizarlos. Los costes variables dependerán siempre del grado de actividad empresarial, pero los costes fijos, aunque no se puedan eludir, si se pueden moderar. Revisando éstos, ajustaremos el gasto final a la actividad empresarial.

Por último, el autónomo debe llevar un seguimiento de sus clientes, de esta manera podrá llevar las cuentas al día y anticiparse a los cobros con descuentos u otro tipo de ventajas.